Antes de la aparición de internet las únicas formas que un artista ganaba plata era vendiendo discos, haciendo conciertos o por los derechos de reproducción que entregan Sayco y Acinpro en Colombia.
Era la época en la que los músicos regalaban conciertos (los hacían gratis), para poder vender sus acetatos, cassettes o CD.
Era la cantidad de discos vendidos y las listas que publicaban las estaciones radiales —a partir de las llamadas de los oyentes— las que determinaban los éxitos, de ahí salían los número 1 y las canciones del año.
Hoy, en cambio, no se venden discos, sino que las canciones se suben a las plataformas de streaming, muchas veces sin necesidad de una disquera intermediaria, y son las cantidades de reproducciones las que definen los hits.
De igual manera, los conciertos dejaron de ser gratis y se convirtieron en parte fundamental de la monetización para los músicos.
Grandes cambios
Tras la crisis de la industria musical a principios de los 2000 por la piratería y la aparición de las plataformas de descargas gratuitas como Ares o Napster, que obligaron al cierre de muchas disqueras y a la desaparición casi total de los formatos físicos, todo cambió cuando Lars Ulrich, baterista de Metallica, demandó por derechos de autor.
A partir de ahí la música volvió a ser propiedad de los músicos y aparecieron los primeros referentes de streaming online que fueron MySpace y Soundcloud, en las que los artista subían sus canciones.
En 2008, en Suecia, aparece Spotify, plataforma que revolucionó la industria discográfica.
Su crecimiento ha sido exponencial, tanto así que en tan solo cinco años ha duplicado su oferta. Hoy cuenta con más de 80 millones de canciones y 4,7 millones de capítulos de pódcasts.
Sus grandes competidores son Amazon Music y Apple Music, cada una con cerca de 100 millones de canciones, y Youtube Music también 80 millones de temas.
¿Cómo se gana plata?
Sebastián Regino Casas, músico y manager de Latam de WK Records, explica que la música a diferencia de otros productos no es tangible.
“El activo principal se llama ‘máster’, que es la misma canción cuando ya está grabada. El dueño de ese máster es el que paga por ella, ya sea una disquera, un empresario o el propio autor”.
Ya con esa canción son los artistas o las disqueras las que las suben a las diferentes plataformas de streaming, que no cobran por su difusión.
“Eso sí, para subir un tema se necesita un intermediario conocido como agregador, que son empresas que distribuyen el contenido musical en las plataformas, ya sea YouTube o Spotify”, explica Regino.
Apunta que las agregadoras le cobran una tarifa a los artistas, que puede ir de 2.99 a 9.99 dólares, y luego estas le devuelven al músico o en su defecto al dueño de la canción el 100 % de las ganancias que generan las reproducciones “o cuadran por porcentajes, que se cobran por subir la música y administrar la plata”, comenta Regino.
Las agregadoras pueden ser las mismas disqueras o sellos discográficos.
¿Y las reproducciones?
Spotify es una de las plataformas que menos paga, entrega a $0,0033 centavos de dólar por cada reproducción, mientras otras dan $0,0054 centavos de dólar.
Según un informe de la empresa Valora, para que un artista pueda llegar a un dólar por su canción, esta debe escucharse un total de 250 veces en Spotify.
Por ejemplo, el mexicano Peso Pluma, el artista más escuchado hoy en Spotify, suma 602.200.343 reproducciones por su canción Ella baila sola. Eso significa que solo por ese tema el músico ha facturado más de 182.000 dólares.
Regino, sin embargo, explica que no es a partir de un determinado número de reproducciones, sino del tiempo que la escuchen.
“Hay diferentes teorías que dicen que es después de 30 segundos de sonar que la canción comienza monetizar, a partir de ese momento se habla de reproducción”.
Esto quiere decir que si una canción es escuchada 1.000 veces, pero en ninguna de sus reproducciones sumó más de 30 segundos, es como si no hubiera sonado.
El dinero facturado lo reciben las agregadoras o las disquera, que luego lo transfieren a los dueños de la canción.
En 2022 el artista que más facturó en Spotify fueron el puertorriqueño Bad Bunny, con cerca de dos millones de dólares.
Detrás estuvieron Taylor Swift, Drake, The Weeknd, BTS, Ed Sheeran, Harry Styles, Justin Bieber, Kanye West y Eminem, todos con ganancias superiores a 1,5 millones de dólares.
¿Cómo ganar más?
Para estar en Spotify, por ejemplo, no se necesita un número determinado de canciones para arrancar, lo que ha permitido que la música se democratice mucho más y que los independientes puedan mostrar sus temas sin la necesidad de intermediación de la radio o una disquera.
“Las plataformas están llenas de música de gente que un día se enloqueció y grabó una canción. Lo importante es que por medio de las agregadoras les quede en un perfil determinado y no se vaya a ir a otro, eso sucede con artistas que tienen nombres muy genéricos, por ejemplo ‘Sebas’, entonces el sistema tira la acción al ‘Sebas’ más conocido”, destaca el músico y productor Sebastián Regino.
Tener una canción en plataformas no es suficiente para que esta comience a monetizar, para que los seguidores la comiencen a pedir, para que sea conocida.
Regino explica que hay que buscarle otras oportunidades, como por ejemplo moverla en una novela o en una serie.
“También tratar de que si la canción está generando bastante reproducciones alargar su vida, ya sea con un remix con otros músicos. Todo debe ir muy conectado con el plan de lanzamiento, conciertos y planes de marketing”.
¿Y Youtube?
Aunque muchos jóvenes sueñan en convertirse en youtubers y llenarse fama y plata, lograrlo no es tan fácil como parece.
Para monetizar, la plataforma exige tener un canal con más de 10.000 vistas, tener al menos 1.000 suscriptores, contar con por lo menos 4.000 minutos de tiempo de reproducción.
Si se cumplen esas condiciones por cada 1.000 visualizaciones al video, el creador del contenido recibirá en España aproximadamente entre 0,0040 centavos de dólar.
Por un millón de visitas se puede recibir entre 2.000 y 3.000 dólares.
Dueños de su propia música
A la par de las plataformas de streaming, de las que varios artistas han expresado su descontento, entre ellos el argentino Noel Schajris por el bajo porcentaje de dinero que reciben por su trabajo, han aparecido otra opciones para que estos moneticen sus “obras” y tengan el control directo sobre las reproducciones.
“La iniciativa es abandonar las plataformas convencionales que ya no cumplen el objetivo ni de empoderar al artista ni de darles lo que merecen y no solamente la parte económica que es terrible. La parte artística también. Se ha generado una desvalorización de la música brutal porque cuando tienes 7.000 canciones cada viernes, cantidades abrumadoras de información, se pierde el valor de una canción”, contó Schajris, del grupo Sin bandera, en entrevista con EL COLOMBIANO.
Schajris creó NS Music para vender directamente su música. “ Yo te vendo un disco a ti, tú lo compras, lo escuchas desde otro lugar, porque es tuyo, eres dueña de ese disco, me prestas 50 minutos de tu vida, lo escuchas, te sumerges en ese universo. En un mundo digitalizado es un disco digital que lo tienes en tu dispositivo, ya sea Android, ya sea iPhone, lo que quieras”.
En ese mismo sentido se han expresado Rubén Blades y estrellas norteamericanas como Snoop Dogg. Muchos están buscando tener sus propias plataformas para ofrecer sus contenidos.
Más opciones
En el mercado han aparecido otras alternativas para subir contenido exclusivo como fotos, videos, música, pódcast, tutoriales, clases magistrales o experiencias entre sus fans (puede ser saludos personalizados o llamadas personales).
Una de ellas es Famigo, con sede en Miami, que actualmente cuenta 2.000.000 de seguidores, y en la que cada creador le pone precio a sus contenidos y recibe el 90 % de los ingresos que los mismos generen.
María Luna, creadora de Famigo, explica que los fans se suscriben a los contenidos de su artista y luego pagan adicional por esas experiencias personales.
“Además de ser una plataforma para vender contenido digital también generamos comunidad, es un híbrido entre las plataformas tradicionales y las redes sociales”.
La suscripción para los artistas es gratuita para ofrecer su canción de manera gratuita o vender contenido exclusivo.
Lanzada en septiembre de 2021 en 55 países, la plataforma pretende un enfoque más justo y fácil de usar para la creación y monetización de contenidos.
“La esencia de Famigo es poner al servicio de todos y de manera sencilla una forma de acercarse removiendo los incómodos algoritmos que sólo sirven para esconder el contenido y confundir cuando todo lo que los artistas y creadores de contenido desean es estar más cerca de su fanaticada y ganar dinero que les permita vivir de su arte”, expresó María Luna creadora de Famigo, que estuvo de visita en Medellín en los Premios Icono, impulsado esta nueva alternativa.
Los conciertos dan ganancias
Contrario a lo que pasaba en los años 80 y 90, donde el negocio era vender discos y regalar conciertos, actualmente los espectáculos en vivo se han convertido en un eficiente mecanismo para monetizar.
Por ejemplo Feid, también conocido como Ferxxo, uno de los cantantes paisas del momento, está cobrando entre 250.000 y 300.000 dólares por cada show, una cifra inferior a la que pueden cobrar J Balvin, Maluma y Karol G.
No es un fenómeno exclusivo del reguetón. Es un fenómeno similar en la música popular, en la que artistas emergentes cobran entre 80 y 100 millones de pesos y los más top están sobre los 300 millones de pesos.
La industria musical cambia. Ya los conciertos no son gratis y los artistas monetizan diferente con la aparición de las plataformas musicales. Esta nueva realidad sigue siendo rentable para los artistas reconocidos, pero hay que trabajar para llegar ahí.
El trabajo del artista se adecua a las nuevas condiciones y tecnologías emergentes y también hay que ser creativo para sobresalir en un mar de personalidades famosas.
Fuente: El Colombiano.